miércoles, 14 de marzo de 2012

YO SI SOY TONTO (I). PAGAR POR SUFRIR.


Pues si, lo confieso, yo pago por sufrir. Y no, no es que ahora me haya dado por practicar sadomasoquismo (cuando estás pasado de kilos, el cuero ajustado no sienta tan bien), es algo parecido, pero no incluye cera caliente en los pezones y pinzas en el escroto, de momento.

El martes pasado, sobre las 19:50 de la tarde estaba yo sudando, jadeando, realizando un ejercicio rítmico, pélvico, y lo peor de todo es que no estaba echando un polvo, estaba en plena sesión de spinning (para los de la logse, spinning es un deporte, no es nada relacionado con tuenti ni twitter ni mierdas de esas, al contrario que con esto último, el spinning se practica rodeado de gente de verdad a la que, sobre todo, puedes oler).

Pues si, estuve 45 minutos de mi valiosa vida pasándolo mal, maldiciendo cada cambio de potencia, cada subida de ritmo, cada pedalada que retumbaba en mis piernas como si una vorágine de hormigas rojas indignadas estuviera acampando en mis hermosos gemelos, con sudor corriendo por mi cara, medio ciego, medio asfixiado….en fin, lo que viene a ser un desastre, un pellejo de persona. Y luego, a final de mes, me cascan 45 eurazos.  G-I-L-I-P-O-L-L-A-S

“Angel, tú estas tonto.” – Retumbaba en mi cabeza mientras un chico alto y joven me gritaba desde un escenario: “Vamos clase, todo está en vuestra cabeza, subimos una más” -  ¡Tú puta madre en la cabeza!. Coño, que no paraba el tío de rajar, mientras yo tan sólo podía jadear y boquear como un salmón fuera del agua. Había momentos que sólo le faltaba decir: “A mediodía…….alegría y otra subida” para parecer Leticia Sabater con rabo (bueno, nadie descarta que la original también disponga de semejante órgano).

Total, que después de esta experiencia, donde en los últimos minutos incluso veía una luz al fondo de un túnel oscuro (no descarto que fuera porque tenía la cabeza contra la pantallita del velocímetro), vosotros pensareis que ya no vuelvo más…..pues no, no solo voy a volver, si no que ya llevo más de dos meses sufriendo cada martes y jueves cual cristiano en circo romano, solo que estos no tenían que ser devorados por los leones al ritmo machacón del Máquina Total XIV……..bum, bum,bum…..ains, quién fuera cristiano (Ronaldo, mejor)

Y es aquí, cuando la sangre ha vuelto a mi cuerpo, cuando he recuperado mi espíritu, escurrido de la toalla de sudor, cuando he pensado que si, que somos tontos, pero no tontos de tontos, si no tontos de gilipollas, y he pensado en todas las veces que pagamos para sufrir. ¿Alguna vez os habéis parado a pensarlo? ¿No?  ¿Ni sentados en la taza del vater?

Paso a describiros algunas de tales situaciones, y seguro que al terminar de leer, os mirareis al espejo  y os diréis: “¿tú estás tonto o qué?”



Situación 1: Depilación.

                Chicas, ya sea con epilady, cera, cuchilla o laser, he de deciros una verdad que no queréis asumir: Duele, si, y mucho.

No os podéis creer todo lo que sale en la tele. ¿Es que no os dais cuenta que esas chicas de los anuncios, antes de depilarse ya tienen las piernas libres de pelos? ¿Qué se van a quitar, la piel? Jamás he visto un anuncio de depilación en la que primero salga una chica con las piernas peludas cual Pantoja y luego con las piernas como las de un bebé. Y lo peor de todo es que también os creéis que nuestras maquinillas de afeitar  nos van a dejar como a los de los anuncios…..¡Por Dios Santos, que esos tíos no han tenido barba en su vida, que seguro que son “nenucos”!



Situación 2: Dieta.

                Esto, más que un sufrimiento físico, que también existe, sobre todo para la pareja y allegados de quien hace dieta, es un sufrimiento mental, porque por mucho que te digan que es la dieta de la alcachofa, la de la piña o de la Dunkan Dhu, y que no se pasa hambre, si, se pasa hambre, os lo digo yo, y más que hambre es ansiedad por las cosas que no puedes comer.  Coño, que cuando estás a dieta hasta la hamburguesa de pescado del McDonals te parece apetitosa……bueno, no, me he pasado. Y claro, lo que te cuesta, no sólo si vas a una clínica, si no todas las mierdecillas que tienes que comprar. Báscula para pesar miligramos de grasa, salvado de avena (esto no lo comen ni las gallinas ya), proteínas en polvo….con lo bueno que es comerse un filete lleno de proteínas y luego echar un polvo.



Situación 3: Tatuaje.

                Mirad, si yo un día me presento en vuestra casa y os digo que os voy a hacer una herida usando una aguja que os voy a clavar como 1000 veces por segundo, y que encima la herida se os puede infectar….vamos, los más suave que me hacéis es darme un collejón que se me ponga la nuca en la nuez, pero claro, si os lo hace un tío con más aros en el cuerpo que Cobi y cara de mal hostia, no sólo lo hacéis alegre y felices, sino que encima le pagáis una pasta por haceros un garabato en el cuerpo, que si eso os lo hace vuestro hijo con el boli le tenéis castigado hasta que Pablo Motos se deje ganar en algún juego.



Y así se podría seguir con un largo etc, como por ejemplo pagar por unos zapatos con tacón de 20 cm que sabes que te van a destrozar los gemelos y las espalda, y que para lo único que van a servir es para que la mujeres se rían de tu caminar de pato mareado y los hombres se fijen tan sólo en tu culo respingón.



Y no me quiero despedir sin  mencionar la situación por antonomasia en la que hay gente que paga, y una pasta gansa de verdad, por sufrir, no sólo durante 5 minutos, 1 día o 1 mes, sino que sufren y mucho, por años y años y años. Los socios del Atlético de Madrid.

Y aquí lo dejo.

jueves, 1 de marzo de 2012

El misterio de la taza

El otro día me vino la inspiración, y viendo el título de la entrada, supongo que sabreis donde me vino.
Si, en ese lugar de retiro espiritual, donde todo hombre se encuentra consigo mismo, donde el tiempo fluye a otro ritmo, y los minutos se desvanecen como acuarelas bajo la lluvia, hasta que se te duermen las piernas y ya no te puedes levantar.

Si, señoras y señores, estoy hablando del vater (¿water, w.c., excusado, baño?), lugar de peregrinación, donde incluso el más afligido encuentra alivio, y si no, que se lo pregunten a Carmen Machi o José Coronado (la cara de mal hostia de Santos Trinidad es fruto de dejar de comer bífidus. Y es que esas cosas, a la larga, enganchan).

Y estando yo concentrado, meditabundo, inmerso en mis pensamientos y en mis esfuerzos, me vino a la cabeza una idea: "¿cómo es posible que el vater de cada uno sea el más cómodo y adecuado para su culo? (supongo que en un blog se puede poner culo, que lo mismo lo revisa el señor Google y me lo tacha)"

¿No lo habeis pensado nunca? ¿Nunca os ha surgido una cuestión como esa?, supongo que no, porque entonces habríais ido corriendo a crear un blog para plasmarlo, porque supongo que eso es lo que se hace normalmente en estos casos.

Bueno, a lo que vamos, que nos desviamos del tema, y si hablamos de vateres y de desviar, nos llevamos una bronca seguro, sobre todo si somos hombres (si, chicas, a veces no podemos controlar la presión y algo se nos escapa fuera. No seais crueles y no nos lo tengais en cuenta)

Da igual que vayas al hotel más caro del mundo, el mejor, 6 estrellas super premium plus con jacuzzi dentro la piscina, dentro de la habitación, dentro de la cama, que a tí te viene el apretoncillo, vas a ese baño reluciente, con marmol que brilla como si fueran espejos, con el suelo calentito, hilo musical, papel higiénico de seda, te sientas en la taza y..........no, que no le pillas tú el sitio, que te remueves, te levantas, miras por si no has levantado la tapa (que puede ser), te vuelves a sentar, acomodas el culo (y van dos veces), levantas las piernas, estiras los brazos y nada de nada, no estás cómodo, así que terminas corriendo, deseando levantarte cuanto antes de ese potro de tortura aterciopelado, y piensas lo que todos hemos pensado: "Como el de casa, ninguno". Y ahora permitidme ser un poco escatológico, pero es que cagar (perdon señor Google) con prisa no es bueno, cada cosa requiere su tiempo.

Y es que es cierto, yo no se porqué, pero como el vater de nuestra casa, ninguno. Será que le tenemos pillada la medida, o que tantas horas sobre él crea un vinculo eterno (como en la peli de Avatar entre los tipos azules y los bichos voladores), pero el caso es que tú te sientas en el de casa, y enseguida todo encaja. El culo (van tres) entra perfectamente en el agujero, ni muy grande como para colarte, ni muy pequeño como para que los carrillos (no los de la cara), te hagan arrugas. La altura, la ideal, porque en nuestro vater las piernas siempre llegan al suelo sin necesidad de darte con las rodillas en la barbilla. La temperatura perfecta, evitando esa sensación térmica tan incómoda de culo (cuatro) frío. Y entonces tú te sientes el rey del mundo, por supuesto, sentado en su trono, y si ya te has llevado la PSP o un buen libro (más de la mitad de Los Pilares de la Tierra me lo leí ahí), entonces ya puede acabarse el mundo ahí fuera que tú no te levantas, al menos hasta que oyes a tu pareja diciendo: "¿Qué pasa, que te has caido por la taza?", y se rompe la magia.

Y da igual que el día de mañana te cambies de casa, que la compres en otra ciudad o incluso en otro pais, el caso es que en cuanto tú firmas la hipoteca, tu culo (cinco, por el cu.....pues eso) sufre una serie de mutaciones no controladas destinadas a adaptarse, desde el minuto cero, a la taza de tu casa nueva, y eso está científicamente probado (seguro que alguna Universidad de EE.UU. lo ha investigado, porque para otras cosas no, pero para tontunas siempre hay dinero).

Y hast aquí la entrada de hoy. Espero que la hayais leído sentaditos en vuestro vater, con vuestro movil, tablet, portátil, u odenador de sobremesa (en este caso, creo que si tienes un problema), y que al levantaros, hayais mirado a vuestra taza con ojitos melosos.

Un saludo y hasta pronto.