El otro día me vino la inspiración, y viendo el título de la entrada, supongo que sabreis donde me vino.
Si, en ese lugar de retiro espiritual, donde todo hombre se encuentra consigo mismo, donde el tiempo fluye a otro ritmo, y los minutos se desvanecen como acuarelas bajo la lluvia, hasta que se te duermen las piernas y ya no te puedes levantar.
Si, señoras y señores, estoy hablando del vater (¿water, w.c., excusado, baño?), lugar de peregrinación, donde incluso el más afligido encuentra alivio, y si no, que se lo pregunten a Carmen Machi o José Coronado (la cara de mal hostia de Santos Trinidad es fruto de dejar de comer bífidus. Y es que esas cosas, a la larga, enganchan).
Y estando yo concentrado, meditabundo, inmerso en mis pensamientos y en mis esfuerzos, me vino a la cabeza una idea: "¿cómo es posible que el vater de cada uno sea el más cómodo y adecuado para su culo? (supongo que en un blog se puede poner culo, que lo mismo lo revisa el señor Google y me lo tacha)"
¿No lo habeis pensado nunca? ¿Nunca os ha surgido una cuestión como esa?, supongo que no, porque entonces habríais ido corriendo a crear un blog para plasmarlo, porque supongo que eso es lo que se hace normalmente en estos casos.
Bueno, a lo que vamos, que nos desviamos del tema, y si hablamos de vateres y de desviar, nos llevamos una bronca seguro, sobre todo si somos hombres (si, chicas, a veces no podemos controlar la presión y algo se nos escapa fuera. No seais crueles y no nos lo tengais en cuenta)
Da igual que vayas al hotel más caro del mundo, el mejor, 6 estrellas super premium plus con jacuzzi dentro la piscina, dentro de la habitación, dentro de la cama, que a tí te viene el apretoncillo, vas a ese baño reluciente, con marmol que brilla como si fueran espejos, con el suelo calentito, hilo musical, papel higiénico de seda, te sientas en la taza y..........no, que no le pillas tú el sitio, que te remueves, te levantas, miras por si no has levantado la tapa (que puede ser), te vuelves a sentar, acomodas el culo (y van dos veces), levantas las piernas, estiras los brazos y nada de nada, no estás cómodo, así que terminas corriendo, deseando levantarte cuanto antes de ese potro de tortura aterciopelado, y piensas lo que todos hemos pensado: "Como el de casa, ninguno". Y ahora permitidme ser un poco escatológico, pero es que cagar (perdon señor Google) con prisa no es bueno, cada cosa requiere su tiempo.
Y es que es cierto, yo no se porqué, pero como el vater de nuestra casa, ninguno. Será que le tenemos pillada la medida, o que tantas horas sobre él crea un vinculo eterno (como en la peli de Avatar entre los tipos azules y los bichos voladores), pero el caso es que tú te sientas en el de casa, y enseguida todo encaja. El culo (van tres) entra perfectamente en el agujero, ni muy grande como para colarte, ni muy pequeño como para que los carrillos (no los de la cara), te hagan arrugas. La altura, la ideal, porque en nuestro vater las piernas siempre llegan al suelo sin necesidad de darte con las rodillas en la barbilla. La temperatura perfecta, evitando esa sensación térmica tan incómoda de culo (cuatro) frío. Y entonces tú te sientes el rey del mundo, por supuesto, sentado en su trono, y si ya te has llevado la PSP o un buen libro (más de la mitad de Los Pilares de la Tierra me lo leí ahí), entonces ya puede acabarse el mundo ahí fuera que tú no te levantas, al menos hasta que oyes a tu pareja diciendo: "¿Qué pasa, que te has caido por la taza?", y se rompe la magia.
Y da igual que el día de mañana te cambies de casa, que la compres en otra ciudad o incluso en otro pais, el caso es que en cuanto tú firmas la hipoteca, tu culo (cinco, por el cu.....pues eso) sufre una serie de mutaciones no controladas destinadas a adaptarse, desde el minuto cero, a la taza de tu casa nueva, y eso está científicamente probado (seguro que alguna Universidad de EE.UU. lo ha investigado, porque para otras cosas no, pero para tontunas siempre hay dinero).
Y hast aquí la entrada de hoy. Espero que la hayais leído sentaditos en vuestro vater, con vuestro movil, tablet, portátil, u odenador de sobremesa (en este caso, creo que si tienes un problema), y que al levantaros, hayais mirado a vuestra taza con ojitos melosos.
Un saludo y hasta pronto.
Jijijiji pues yo cagó, con perdón, donde sea, cómo sea, cuando sea, etc..... vamos que no tengo ningún problema
ResponderEliminar¡Muy bueno! Has dejado el nivel muy alto, a ver con qué nos sorprendes la próxima vez.
ResponderEliminarcomo siempre genial, jajaj, me he reído mucho.
ResponderEliminar