Advertencia: Entrada dirigida a las
cupcakeadictas. Aviso, hay más términos raros que en un manual de álgebra y
estadística juntos.
Cupcake, cakepop, buttercream, icing sugar, fondant,
sugarflair, CMC, tragacanto…y lo que te rondaré morena.
¿Me he vuelto loco? ¿Me ha dado por hablar idiomas raros?
¿Estoy poseído por el maligno?
Pues si, todo eso y
algo más.
He descubierto el maravilloso, embaucador, enigmático y
rosado mundo de la repostería creativa.
Recién exportado por las más mujeres más independientes,
sofisticadas y pijas de la televisión (Sex in the City), aunque yo creo que
todo esto es una conjura de los fabricantes de mantequilla y azúcar glas,
porque el consumo de dichos productos se ha debido disparar algo así como un millón
por ciento desde hace más o menos un par de años.
Y es que, como sigamos a este paso, no va a haber vacas
suficientes para hacer toda la mantequilla que vamos a necesitar las
cupcakeadictas. Y si, habéis oído (o leído más bien), he dicho “LAS”, porque este
mundo es básicamente, y con excepciones, femenino en todas sus extensiones, así
que cuando uno de nosotros se adentra en este azucarado mundo, y se pone su
primer delantal rosa, queda atrapado por toda la gama de colores pastel, y para
muestra, la foto que os pongo (no os riais demasiado….bueno, si, reiros).
El caso es que hace cosa de un año me dio por mirar la
página de una tal Alma (www.objetivocupcake.com),
una chavalita que está empezando en esto, y que bueno, no se la da mal del
todo….me quedé prendando de aquellas cosas que en mi casa siempre se habían
llamado magdalenas (o madalenas, según lo diga mi madre o mi abuela), y que
ahora se llamaban cupcakes, con aquellos colores, que fijo tenían que ser radioactivos,
aquellas formas imposibles, y esos sabores y olores que daban ganas de lamer la
pantalla (el que no haya estado a punto de hacerlo alguna vez, que tire el
primer esténcil).
Total, que me puse a escarbar un poquito más y me decidí a
hacer algún curso, más que nada para aclarar mis dudas, porque entre la glasa,
el fondat y el buttercream, tenía un cacao en mi cabeza que ni el chocolate sin
azúcar de valor.
Mi primera opción fue intentarlo en uno de los cursos de
Alma, pero, sinceramente, el día que salen los cursos, eso es peor que el
primer día de rebajas, cuando las marujas se pegan por unos pantalones pitillo
que no les caben, pero son tan baratos….es la guerra poder conseguir plaza en
los cursos, creo que ni con recomendación
Real se puede. Alma, si estás leyendo esto, se sincera, ¿qué echas en el
café que todas quieren repetir?
Descartada esa primera opción, busqué algo más cercano, y
descubrí DeCake (www.decake.com) , muy cerquita de El Retiro.
DeCake es….es…es la tienda de cupcakes por antonomasia, es todo lo que
cualquier cupcakeadicta sueña por las noches tras aspirar un poco del azúcar
glas que revolotea por el aire al hacer el buttercream. Decake es rosa, y creo
que esa es la mejor forma de explicar cómo es.
Me vine con unas galletas de Halloween divinas de la muerte
y la sensación de que me había quedado enredado en una tela de algodón de
azúcar.
Y a partir de ahí una obsesión por los colorantes más
brillantes, los aromas más extraños y los cortadores de pasta con las formas
más imposibles.
Y como consecuencia de todo ello el mayor y más fascinante
descubrimiento que he podido hacer en este mundo: Dulces Ilusiones (www.dulcesilusiones.com) y su dueña,
creadora, profesora, entusiasta, emprendedora, vivaraz y siempre sonriente
Natalia al frente.
Si DeCake es rosa y todo lo que ello involucra, DI (es que
escribir tantas veces Dulces Ilusiones, al final parece un trabalenguas) es
verde….y lo que eso implica, por distinto, por esperanza, por luminoso…que más
puedo decir, hay que ir y verlo, y sobre todo conocer a Natalia.
Ella es de esas personas que cuando las ves sabes que se
entusiasman con lo que hacen, que lo viven las 26 horas del día, y eso se nota
cuando ejerce de profesora.
Y bueno, una vez pasado este paréntesis peloteril, volvamos
a lo que nos ha traído hasta aquí: los cupcakes, porque después de toda esta
parrafada, algunos os preguntareis: “Pero en el fondo, ¿qué **** es un
cupcake?” Bueno, pues como he dicho al principio, un cupcake es, básicamente,
una magdalena que ha pasado por Adelgar, es decir, ha perdido su panza, pero
que la ha compensado con un floreado y edulcorado vestido de madrina de honor.
Y para que esta entrada sea didáctica a la par que
divertida, os voy a explicar alguno de los conceptos básicos para los neófitos
y los curiosos:
Glasa:
mezcla de azúcar glas y claras de huevo. Tiene dos puntos básicos: como cola de
carpintero y como pasta de dientes. Y viendo estas definiciones, aún no se cómo
esto ha podido triunfar. ¿De verdad os comeríais algo si os digo que puede
parecer cola de carpintero o pasta de dientes?
Fondant:
Simplificando, es como plastilina comestible, aunque para los menores de 3 años
no hay diferencia entre una y otra, las dos les parecen bien ricas. Es una masa
de azúcar y, seamos sinceros, es muy bonita, se puede modelar, hacer mil
figuras, flores y todo lo que nuestra imaginación sea capaz de alcanzar (si,
cochinos, cosas cochinas también, pero hay niños leyendo esto y no es momento
de contar más), pero en el fondo no hay dios que sea capaz de comerse una
figura de fondant, porque es puro azúcar, y si lo haces, fijo que (perdón por
lo escatológico) , te salen las almorranas garrapiñadas.
Colorante:
Bufff, aquí hay de todo. Imagina un color, el más raro, el más imposible, pues
existe en pastelería. Los hay de varios tipos: en gel, líquidos, en polvo,
vamos, como los lavavajillas.
Aromas:
Lo mismo que con los colorantes, hay de todo, desde el normal de limón o vainilla,
hasta los más extraños, como coca cola o aroma de mantequilla para echar a
cosas hechas con mantequilla…..doble mortal sin red.
Buttercream: Esta es la crema que
se suele poner por encima de los cupcakes, una crema hecha a base de
mantequilla y azúcar glas y a la que se puede añadir, básicamente, cualquier
cosa que tengas en la nevera, desde queso de untar, hasta fresas o chorizo. Y
aquí dejo la idea por si alguna (¿Alma?) se
atreve a hacer unos cupcakes de garbanzos con chorizo, si es que Ferrán
Adriá no lo ha hecho ya.
Y esto es lo básico, que luego nos podemos meter a ver todos
los cacharritos que se pueden usar, desde cortadores de galletas a moldes de
silicona o mi preferido, las boquillas para mangas pasteleras. Yo, antes de
todo esto pensaba que sólo había dos tipos de boquilla para manga pastelera: la
de hacer churros y la de echar la nata, pero para nada. Literalmente, hay
decenas. Para hacer flores, para hacer hojas, para hacer cestas, de estrella
abierta, de estrella cerrada, lisas, y cada una de ellas en distintos tamaños,
lo que viene siendo, básicamente, una locura. Yo sólo digo que a partir de este
mes, tengo domiciliada mi nómina en la tienda de Dulces Ilusiones.
Y aún queda lo mejor de todo, porque este fin de semana (21
y 22 de abril), se celebra Expotarta (www.expotarta.com),
algo así como un salón de comic, pero el lugar de frikis peludos disfrazados de
Sailor Moon y dulces féminas caracterizadas de zombies sangrientos, tendremos
frikis puestos hasta arriba de azúcar glas dispuestos a dilapidar su sueldo del
mes en los artefactos más variopintos, y entre ellos me incluyo. Por cierto,
¿veremos a alguna disfrazada de cupCake, con gorrito y todo? Yo apuesto que si.
Y recordad algo muy importante que os podrá salvar en más de
una ocasión: el azúcar glas de la Thermomix no sirve.
Jajajajajajjajajajajaja
ResponderEliminarNo he podido dejar de reírme en toda la entrada. Eres un crack!!!! bss
Muchas gracias, esa era la intención, y me algra haberte sacado aunque sea una sonrisa. Besos.
EliminarAngel eres increible !!! me quedo por tu blog que me ha encantao!
ResponderEliminarUn besazooo
Mercè Alvarez